Dominio Bizantino
(313-636)
Hacia fines del siglo IV, después de la adopción del cristianismo por el emperador Constantino (313) y de la fundación del Imperio Bizantino, la Tierra de Israel pasó a ser un país predominantemente cristiano.
Se construyeron iglesias en los Lugares Santos cristianos en Jerusalem, Belén y la Galilea, y se establecieron monasterios en muchos lugares del país. Los judíos fueron privados de su relativa autonomía anterior, así como del derecho de ejercer cargos públicos, y se les prohibió la entrada a Jerusalem salvo un día al año (Tishá BeAv) para conmemorar la destrucción del Templo.
La invasión persa de 614 fue apoyada por los judíos, que estaban inspirados por esperanzas mesiánicas de liberación. En agradecimiento por su ayuda, se les otorgó la administración de Jerusalem. Este interludio, sin embargo, duró sólo unos tres años. Después, el ejército bizantino volvió a entrar en la ciudad (629) y nuevamente expulsó a su población judía.
B.Gian
del siglo V Dominio Arabe
La conquista árabe de la Tierra ocurrió cuatro
años después de la muerte de Mahoma (632) y duró más de cuatro siglos,
con califas que gobernaron al principio desde Damasco y más tarde desde
Bagdad y Egipto. Al comienzo del régimen musulmán fue reanudado el
asentamiento judío en Jerusalem y se otorgó a la comunidad judía el
status acostumbrado de no musulmanes bajo protección, que salvaguardaba
sus vidas, propiedad y libertad de culto a cambio del pago de una
capitación especial e impuestos sobre las tierras. Sin embargo, posteriores restricciones contra
los no musulmanes (717) afectaron la conducta pública de los judíos, así
como sus observancias religiosas y status legal. La imposición de
severos impuestos a las tierras agrícolas obligó a muchos a trasladarse
de las zonas rurales a las ciudades, donde su situación mejoró
levemente, mientras que el aumento de la discriminación social y
económica obligó a otros a abandonar el país. A fines del siglo XI la
comunidad judía en la Tierra había disminuido considerablemente y había
perdido algo de su cohesión organizativa y religiosa.
La Iglesia de la
Multiplicación de los Panes y los Peces
Autoridad de
Antigüedades de Israel
El Domo de la Roca
construido por el Califa omeya Abd-el-Malik en el
siglo VII sobre el Monte del Templo (Haram-esh-Sharif) en Jerusalem
W. Braun
(636-1099)
(1099-1291)
Sello del rey
cruzado de Jerusalem
Autoridad de
Antigüedades de Israel
Durante los siguientes 200 años, el país fue dominado por los cruzados, quienes, respondiendo a un llamado del papa Urbano II, vinieron desde Europa a recuperar la Tierra Santa de manos de los infieles. En julio de 1099, después de un asedio de cinco semanas, los caballeros de la Primera Cruzada y su agitado ejército capturaron Jerusalem masacrando a la mayoría de los habitantes no cristianos de la ciudad. Atrincherados en sus sinagogas, los judíos defendieron su barrio, sin otro resultado que ser quemados vivos o vendidos como esclavos. Durante las siguientes décadas, los cruzados extendieron su dominio sobre el resto del país, en parte por medio de tratados y acuerdos, pero en la mayoría de los casos por medio de sangrientas conquistas militares. El Reino Latino de los cruzados constituyó una minoría conquistadora confinada principalmente a ciudades y castillos fortificados.
Una vez que los cruzados abrieron las rutas de transporte desde Europa, la peregrinación a la Tierra Santa pasó a ser popular y, concurrentemente, crecientes cantidades de judíos regresaron a su patria. Documentos de ese período indican que 300 rabinos de Francia e Inglaterra llegaron en un solo grupo, estableciéndose algunos en Acre (Acco) y otros en Jerusalem.
Después de la derrota de los cruzados por un ejército musulmán dirigido por Saladino (1187), los judíos recibieron nuevamente una cierta medida de libertad, incluyendo el derecho a establecerse en Jerusalem. Aunque los cruzados eventualmente recobraron el control sobre la mayor parte del país después de la muerte de Saladino (1193), su presencia se limitó a una red de castillos fortificados. La dominación cruzada de la Tierra concluyó después de una derrota final (1291) a manos de los mamelucos, una casta militar musulmana que había llegado al poder en Egipto.
Debido a la gradual decadencia en la calidad del régimen turco, el país fue cayendo en un estado de gran negligencia. Hacia fines del siglo XVIII, gran parte de la tierra había sido adquirida por terratenientes absentistas y alquilada a empobrecidos campesinos. La recaudación de impuestos era tanto defectuosa como caprichosa. Los grandes bosques de la Galilea y del Monte Carmel quedaron desnudos de árboles; pantanos y desiertos se extendieron sobre la tierra agrícola.
El siglo XIX vio al retraso medieval ceder
gradualmente paso a los primeros signos de progreso, con varias
potencias occidentales maniobrando para obtener alguna posición,
frecuentemente por medio de actividades misioneras. Estudiosos
británicos, americanos y franceses iniciaron estudios de arqueología
bíblica; Gran Bretaña, Francia, Rusia, Austria y Estados Unidos
abrieron consulados en Jerusalem. Líneas de barcos a vapor empezaron
a hacer viajes regulares hacia y desde Europa, se instalaron
conexiones postales y telegráficas; se construyó el primer camino
que conectaba Jerusalem con Jaffa. El renacimiento de la Tierra como
encrucijada para el comercio de tres continentes se vio acelerado
por la apertura del Canal de Suez.
Consecuentemente, las condiciones de los judíos del
país mejoraron lentamente, y su número aumentó substancialmente. Hacia
mediados de siglo, las condiciones de hacinamiento dentro de la ciudad
amurallada de Jerusalem llevó a los judíos a construir el primer barrio
judío fuera de las murallas (1860) y, durante los siguientes veinticinco
años se agregaron otros siete, que forman el núcleo de la Ciudad Nueva.
Hacia 1870 Jerusalem contaba ya con una mayoría judía. Tierras para la
agricultura habían sido adquiridas a todo lo largo del país, se habían
establecido nuevos asentamientos rurales, y el idioma hebreo, durante largo
tiempo restringido a la liturgia y la literatura, fue revivido. Se había
preparado el escenario para la iniciación del movimiento sionista.
El sionismo político surgió como respuesta a la continuada opresión y persecución de judíos en la Europa Oriental y a la creciente desilusión de la emancipación formal en la Europa Occidental, que ni puso término a la discriminación ni llevó a la integración de los judíos en sus sociedades locales. Encontró expresión formal en el establecimiento de la Organización Sionista (1897), en el primer Congreso Sionista convocado por Teodoro Herzl en Basilea, Suiza. El programa del movimiento sionista contenía tanto elementos ideológicos como prácticos, destinados a promover el retorno de los judíos a la Tierra; facilitando el resurgimiento social, cultural, económico y político de la vida nacional judía; y logrando un hogar para el pueblo judío en su patria histórica, internacionalmente reconocido y legalmente asegurado, en el que los judíos estarían libres de persecuciones y serían capaces de desarrollar sus propias vidas e identidad.
Inspirados por la ideología sionista, dos grandes influjosde judíos de la Europa Oriental llegaron al país a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Resueltos a restaurar su patria labrando la tierra, estos pioneros redimieron los áridos campos de siglos de abandono, construyeron nuevos asentamientos y sentaron las bases de lo que posteriormente sería una floreciente economía agrícola.
Los recién llegados afrontaron condiciones extremadamente difíciles: la actitud de la administración otomana era hostil y opresiva; las comunicaciones y el transporte eran rudimentarios e inseguros; los pantanos estaban infectados por la mortal malaria; y el suelo en sí sufría por siglos de abandono y negligencia. La adquisición de tierras estaba restringida y la construcción estaba prohibida sin un permiso especial, que se podía obtener solamente en Estambul. Si bien estas dificultades perturbaron el desarrollo del país, no lo interrumpieron. Al estallar la Primera Guerra Mundial (1914) la población judía en la Tierra alcanzaba las 85.000 personas, comparadas con las 5.000 que vivían en el país a comienzos del 1500.
En diciembre de 1917, las fuerzas británicas bajo el mando del general Allenby entraron en Jerusalem, finalizando cuatro siglos de dominio otomano. La Legión Judía, con tres batallones, que contaba con miles de voluntarios judíos, era entonces una unidad integral del ejército británico.
En julio de 1922, la Liga de las Naciones encomendó a Gran Bretaña el Mandato sobre Palestina (el nombre con el que se conocía entonces al país). Reconociendo "la histórica conexión del pueblo judío con Palestina", Gran Bretaña fue llamada a facilitar el establecimiento de un hogar nacional judío en Palestina - Eretz Israel (Tierra de Israel). Dos meses más tarde, en septiembre de 1922, el Consejo de la Liga de las Naciones y Gran Bretaña resolvieron que las disposiciones para el establecimiento de un hogar nacional judío no regirían en el área al este del Río Jordán, que constituía tres cuartas partes del territorio incluido en el mandato y eventualmente se convirtió en el Reino Hashemita de Jordania.
Motivadas por el sionismo y estimuladas por la "simpatía" británica "hacia las aspiraciones judías sionistas", como informara el ministro de Relaciones Exteriores Lord Balfour (1917), sucesivas olas de inmigrantes llegaron entre 1919 y 1939, cada una de las cuales contribuyó en diferentes aspectos a la comunidad judía en desarrollo. Unos 35.000 que llegaron entre 1919 y 1923, principalmente desde Rusia, tuvieron una gran influencia sobre el carácter y organización de la comunidad en los años venideros. Esos pioneros sentaron las bases de una comprehensiva infraestructura social y económica, desarrollaron la agricultura, establecieron singulares formas de asentamientos rurales comunitarios - el kibutz y el moshav - y proporcionaron la fuerza laboral para la construcción de viviendas y caminos.
La próxima afluencia de alrededor de 60.000 personas, que llegó principalmente de Polonia entre 1924 y 1932, contribuyó al desarrollo y enriquecimiento de la vida urbana. Esos inmigrantes se instalaron principalmente en Tel Aviv, Haifa y Jerusalem, donde establecieron pequeños comercios, empresas de construcción y la industria liviana. La última ola inmigratoria antes de la Segunda Guerra Mundial, que comprendió cerca de 165.000 personas, tuvo lugar en la década del 30, a raíz de la subida al poder de Hitler y, en su mayoría provenientes de Alemania.
Los recién llegados, muchos de los cuales eran profesionales y académicos, constituyeron la primera afluencia en gran escala de la Europa Occidental y Central. Su educación, capacidades y experiencia elevó los niveles en el comercio, mejoró el bienestar urbano y rural y amplió la vida cultural de la comunidad.
AdministraciónLas autoridades del Mandato Británico otorgaron a las comunidades locales judía y árabe el derecho de manejar sus propios asuntos internos. Haciendo uso de este derecho, la comunidad judía, conocida como el yishuv, eligió (1920) un cuerpo de autogobierno basado en la representación partidista que se reunía anualmente para revisar sus actividades y elegir el Consejo Nacional (Vaad Leumí) para implementar sus políticas y programas. Financiados por recursos locales y fondos recolectados por la judeidad mundial, se desarrolló y mantuvo una red nacional de servicios educacionales, religiosos, sociales y de salud. En 1922, como estaba estipulado en el Mandato Británico, se constituyó una "Agencia Judía" para representar al pueblo judío ante las autoridades británicas, gobiernos extranjeros y organizaciones internacionales.
Desarrollo económico Piletas de evaporación de la Fábrica de Potasa en SodomaDurante las tres décadas del Mandato Británico la agricultura se expandió; se establecieron fábricas; se construyeron nuevos caminos por todo el país; las aguas del Río Jordán fueron aprovechadas para la producción de energía eléctrica; y fue descubierto el potencial mineral del Mar Muerto. Fue fundada (1920) la Histadrut (Confederación General de los Trabajadores) para promover el bienestar del trabajador y proveer de empleo por medio del establecimiento de empresas de propiedad cooperativa en el sector industrial y de servicios de mercadeo para los asentamientos agrícolas comunitarios.
Cultura El primer concierto de la Orquesta Filarmónica de Palestina, dirigido por Arturo Toscanini, Tel Aviv, 1936Día a día, fue surgiendo una vida cultural que pasó a ser única para la comunidad judía en la Tierra de Israel. El arte, la música y la danza se desarrollaron paulatinamente con el establecimiento de escuelas y academias profesionales. Galerías y salones proporcionaron sitio para las distintas exposiciones y presentaciones a las que asistía un público selecto. La puesta en escena de una nueva obra, la aparición de un nuevo libro, o una exhibición retrospectiva de un pintor local eran inmediatamente analizados en la prensa, convirtiéndose en temas de discusión en los cafés y las reuniones sociales.
El idioma hebreo fue reconocido como lengua oficial del país, junto con el inglés y el árabe, y era empleado en los documentos, monedas y estampillas, y en la radio. Las publicaciones proliferaban, y el país surgió en ese tiempo como el centro dominante de la actividad literaria hebrea. Teatros de todos los estilos y géneros abrían sus puertas a una entusiasta audiencia, apareciendo los primeros intentos de escribir obras teatrales originales en hebreo.
Oposición árabe y restricciones británicasEl renacimiento nacional judío y los esfuerzos de la comunidad judía por reconstruir el país chocaron con la firme oposición de árabes nacionalistas. Su resentimiento estalló en períodos de intensa violencia (1920, 1921, 1929 y 1936-1939) cuando vehículos judíos eran atacados y destruidos, campos y bosques incendiados, y se lanzaban ataques sin ninguna provocación contra la población judía. Intentos para lograr un diálogo con los árabes, llevados a cabo desde un comienzo por el esfuerzo sionista, fracasaron, polarizando el sionismo y el nacionalismo árabe hasta llegar a una situación potencialmente explosiva. Reconociendo los contradictorios objetivos de ambos movimientos nacionales, los británicos recomendaron (1937) dividir el país en dos estados, uno judío y otro árabe. El liderazgo judío aceptó la idea de la partición y autorizó a la Agencia Judía a negociar con el gobierno británico en un esfuerzo por reformular varios aspectos de la propuesta. Los árabes se opusieron enérgicamente a cualquier plan de partición.
Movimientos clandestinos
Tres movimientos judios clandestinos operaron durante el período del Mandato Británico. El mayor, la Haganá, fue fundado en 1920 por la comunidad judía como una organización de defensa que salvaguardara la seguridad de la población judía. A partir de mediados de la década del 30 llevó a cabo también actos de represalia contra los ataques árabes y respondió a las restricciones británicas ante la inmigración judía con demostraciones masivas y actos de sabotaje. El Etzel, organizado en 1931, rechazó la autocontención de la Haganá y llevó a cabo acciones independientes contra árabes y británicos. El grupo más pequeño y militante, el Leji, se fundó en 1940. Las tres organizaciones fueron disueltas con el establecimiento de las Fuerzas de Defensa de Israel en junio de 1948.
La continuación a larga escala de los
disturbios árabes anti-judíos llevó a Gran Bretaña (mayo de
1939) a emitir un
Libro Blanco
que imponía drásticas restricciones a la inmigración judía,
cuya consecuencia fue negar a la judeidad europea un lugar
de refugio frente a la persecución nazi. El comienzo de la
Segunda Guerra Mundial poco después llevó a
David Ben-Gurión,
posteriormente primer Primer Ministro de Israel, a declarar:
"Combatiremos en la guerra como si no existiera el Libro
Blanco y combatiremos el Libro Blanco como si no hubiera
guerra".
Voluntarios judíos en la Segunda Guerra Mundial
Más de 26.000 hombres y mujeres de la comunidad judía en la
Tierra se alistaron voluntariamente para unirse a las fuerzas británicas en
la lucha contra la Alemania nazi y sus aliados del Eje, sirviendo en el
ejército, la aviación y la marina. En septiembre de 1944, después de un
prolongado esfuerzo de la Agencia Judía en el país y del Movimiento Sionista
en el extranjero, para obtener el reconocimiento de la participación de los
judíos de Palestina en el esfuerzo bélico, fue formada la Brigada Judía como
una unidad militar judía autónoma en el ejército británico, con su propia
bandera y emblema. Compuesta por unos 5.000 hombres, la Brigada actuó en
Egipto, el norte de Italia y el noroeste de Europa. Después de la victoria
aliada en Europa (1945) muchos de sus miembros se unieron a los esfuerzos de
"inmigración ilegal" para traer a la Tierra de Israel sobrevivientes del
Holocausto.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el régimen nazi llevó a cabo un sistemático plan para la liquidación de la comunidad judía europea, por medio del cual fueron asesinados alrededor de seis millones de judíos, incluyendo un millón y medio de niños. A medida que los ejércitos de la Alemania Nazi se expandían por Europa los judíos eran salvajemente perseguidos, sometidos a todo tipo de tortura y humillación, y recluidos en guetos, donde los intentos de resistencia armada condujeron a medidas más severas aún. De los guetos, eran transportados a campos de concentración en los que unos pocos afortunados eran enviados a trabajos forzados, pero la mayoría era asesinada a tiros en ejecuciones masivas o en cámaras de gas. No muchos lograron escapar. Algunos huyeron a otros países, unos pocos se unieron a los partisanos y otros fueron escondidos por no judíos que lo hicieron exponiendo sus propias vidas. Consecuentemente, sólo un tercio, incluyendo a aquellos que habían abandonado Europa antes de la guerra, sobrevivió, de una población de casi nueve millones, que una vez constituyó la mayor y más vibrante comunidad judía del mundo.
Después de la guerra, los británicos intensificaron sus restricciones al número de judíos autorizados a llegar y establecerse en la Tierra. La comunidad judía respondió instituyendo una red de actividades de inmigración ilegal para rescatar sobrevivientes del Holocausto. Entre 1945 y 1948 alrededor de 85.000 judíos fueron traídos al país por rutas secretas y por lo general peligrosas, a pesar del bloqueo naval y las patrullas fronterizas organizados por los británicos para interceptar a los refugiados. Aquellos que eran capturados eran recluidos en campos de detención en la isla de Chipre, o devueltos a Europa.
Celebración espontánea en Tel Aviv, 29 de noviembre de
1947
O.P.G./H.Pinn
La incapacidad británica de conciliar las conflictivas demandas de las comunidades judía y árabe llevó al gobierno británico a exigir que la "Cuestión de Palestina" fuera colocada en la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas (abril de1947). Consecuentemente, fue establecida una comisión especial para elaborar propuestas respecto al futuro del país. El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea votó a favor de las recomendaciones de la comisión para la partición de la Tierra en dos estados, uno judío y otro árabe. La comunidad judía aceptó el plan; los árabes lo rechazaron.
A raíz de la votación de la ONU, militantes árabes locales, ayudados principalmente por voluntarios irregulares de los países árabes, lanzaron violentos ataques contra la comunidad judía en un esfuerzo por frustrar la resolución de la partición e impedir el establecimiento de un estado judío. Después de haber sufrido una serie de reveses, las organizaciones judías de defensa repelieron la mayoría de los ataques, tomando posesión de toda el área que había sido asignada al estado judío.
El 14 de mayo de 1948, al concluir el Mandato Británico, la población judía en el país llegaba a alrededor de 650.000 personas que formaban una comunidad organizada con instituciones políticas, sociales y económicas bien desarrolladas - de hecho, una nación en todo el sentido de la palabra, y un estado que carecía únicamente de nombre.
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